Así que vuelvo a pillar, y nada menos que con algo llamado post hardcore. Realmente lo de las etiquetas se nos está yendo de las manos y cada vez parece más un "aguántame el cubata". Pues vamos a ello, a ver que esconde esa etiqueta.
La verdad es que no sé qué es el hardcore, más allá del tema de Beast in Black, nunca me he parado en él. Si me lo tengo que imaginar, a la mente me viene tufillo a ruido insoportable, exageradamente agresivo, casi (o sin el casi) con toques industriales, voces a medio camino entre los berridos de un gorrino en su matanza y la de un fantasma de ultra tumba resfriado. Vamos, la antítesis de lo que me gusta escuchar. Pero como se suele decir, hemos venido a jugar, así que ahí vamos.
Como es improbable, pasaremos de poner el disco en contexto. Si lo que escucháis en los videos os gusta, encontraréis páginas de información que no creo que valga la pena repetir. Vamos directo al grano. ¿Qué me he encontrado? Pues algo que no hubiera etiquetado como lo he hecho en párrafos anteriores. Me suena a punk puro y duro, o como yo me imagino el punk. Escuchando esto me vienen A circuladas, pelos en cresta teñidos de mil colores y ropajes de homeless, aunque esté tirando de tópicos absurdos. Es decir, música directa, sucia, rabiosa, barriobajera. Antisistema, si se quiere. Pero me da la sensación de que se queda a medio camino, en un quiero y no puedo. Como la rabieta de un pre adolescente que aún necesita el cobijo paterno, un quiero casito. Pero bueno, vayamos a los temas.
Empezamos con una larga, de algo más de siete minutos. Tras un speech corto y directo al pie, y tras unos sonidos que pretenden ser a la vez modernos y antiguos, empieza "Worms of the Senses/Faculties of the Skulls" para reafirmar lo ya dicho, mucho post hardcore y lo que quieras, pero es un quiero y no quiero punkarra. Se queda a medio camino de todo. "Liberation Frequency" me da esperanzas de que el título sea premonitorio, y un inicio que suena a medio camino entre sintonía de radio y música de ascensor se repite demasiado para dar paso, de nuevo, a una mal contenida rabia. Mejor que la anterior, pero me sigue pareciendo un tema pichafría. El tercer corte, "The Deadly Rhythm" tiene un inicio (ná, unos cuantos segundos) que quiere imitar a King Crimson, pero que vuelve a desembocar en un tema mal cantado. Modulación, suavidad, melodía... ¿sabrán qué es? "Summerholidays vs. Punkroutine", a pesar de la melodía inicial, no nos saca de la pregunta anterior. Creo firmemente que el grupo, el disco, el estilo ganaría enteros con un cantante o una forma de cantar como Dios manda. Digo aquí, eso sí, que esta cuarta canción es mejor que las anteriores.
Algo más exótica se presenta "Bruitist Pome #5", con cierto aroma a algunas melodías del Monkey Island. No deja de ser una midtro que no aporta nada al disco. "New Noise", el sexto corte, tiene un in crescendo interesante que se interrumpe por algo entre disco y psicodelia. ¿Espejismo? No, a los pocos segundos ya tenemos la matanza del cerdo cuando berrea como un loco. Musicalmente es de las más interesantes, pero una vez más, la voz lo estropea todo. Seguimos con "The Refused Party Program", que vuelve a tener una intro hablada para dar paso a un tema que, digan lo que digan, tiene alma netamente punk. Si hasta la duración recuerda al estilo de las crestas... Acabamos el segundo bloque con "Protest Song '68". Su comienzo medio experimental me da ciertas esperanzas. ¿Conseguirá mantenerlas durante todo el tema? Pues no, claro que no. La verdad es que cuando empieza la música en sí, todos los temas me parecen iguales, qué queréis que os diga.
"Refused Are Fucking Dead". No sé si es el título de la canción o la presentación de sus principios. Aunque tiene sus cosillas, me decanto por la segunda acepción. La homónima al disco es de las destacadas, aunque sigue los mismos patrones que cualquiera de los otros temas, quizá con menos mala leche en el ritmo. "Tannhaüser/Derivè" empieza con un tono casi folk, muy a lo Señor de los Anillos, con vistas a cabalgar por grandes prados verdes mientras el viento acaricia la melena. ¿Lo malo? Son más de ocho minutos de canción, y aunque luego vuelve a lo que hemos ido comentando durante tantos temas, se hace cansado. Si le hubiesen recortados tres minutos, probablemente sería la mejor del disco. Acabamos (¡por fin!) con "The Apollo Program Was a Hoax", que siguiendo la estructura de la anterior (que no el sonido), empieza de forma muy acústica, muy suave, con una voz lejana, pero que esta vez se extiende hasta el final. Esta es mejor que un valium para dormir.
Bueno, pues ya hemos repasado lo que se supone que es un gran disco, pero que a mí me ha parecido un quiero y no puedo soporífero lleno de gritos sin sentido y que no creo que vuelva a escuchar. A mí dadme hard rock y melodía a raudales. Y voces decentes.
Para dentro de 15 días, recuperaremos al reseña que Albert Vila tiene a medias del Opus Dei (1988) de Laibach.
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