Agradabilísima sorpresa venida de tierras francesas con cantante irlandés y con absoluta dificultad de meter al grupo en algún saco estilístico… La verdad: menudo disco se han marcado estos Molybaron, y esto que estamos sólo ante su segunda entrega. Cada canción es una caja de sorpresas en las que lucen la guitarra de Steven André y la expresiva y teatral voz de Gary Kelly. Juegan con afinaciones graves y suenan absolutamente modernos, muy a lo groove metal.
"Animals" es gloria bendita, una especie de cruce imposible entre progresivo, heavy metal con deje de System of a Down. Suena caóticamente deliciosa y es un single ideal para conocerles. La demostración vocal de Gary Kelly es rotunda, pues no parece un privilegiado precisamente, pero saca máximo partido de lo que tiene. Suena grave, pero muy rico en matices. Es una de esas voces totalmente expresivas, casi teatrales, y encaja a la perfección en el single ideal.
"Lucifer" posee alma de groove metal, pero también de heavy metal clásico. Y es que se hace realmente difícil el poder definirles. Aquí se apoyan en coros funcionales, un bajo exageradamente grave y una línea vocal compleja, pero pegadiza. La ampulosidad hímnica de "Amongst the Boys and the Dead Flowers" es otra grata sorpresa inesperada. Un tema cambiante y muy de directo, incluso épico os diría.
En "Prosperity Gospel" vuelve a asomar la línea vocal a lo Serj Tankian, hay parones por sorpresa y punteados en acústica. Sus juegos de intensidades están realmente conseguidos. La calmada "The Lighthouse" es solemne de inicio para reposar luego en el bajo repiqueteante de Sebaastien De Saint-Angel. Aquí hay incluso similitudes con lo más inspirado de Baroness.
Ese mismo bajo y la certera batería de Camille Greneron es la base que te pone en solfa en la oscurísima "Slave to the Algorythm". La verdad es que las canciones están muy conseguidas y todo suena perfectamente bien. La teatralidad manifiesta de "Ordinary Masses" es la encarga de cerrar el disco, y lo hace con potencia y todos sus rasgos de personalidad muy marcados. Antes hay una de las que más inclasificables y atractivas: "Twenty Four Hours", de toque sureño mezclada con groove metal y progresivo.
"Something for the Pain" es otra canción bañada en tinieblas, con mucha tecnología de apoyo y con otro de esos estribillos pegadizos. Atención al intensísimo solo de guitarra de Steven, dando un plus importante a lo que propone la canción. El disco va perdiendo la capacidad de sorpresa, pero la calidad es mantenida con buenos mimbres, caso de "The Hand that Feeds You". Envolvente y sumamente trabajada con una base grave y poderosa.
Sorprenden muy positivamente Molybaron por el hecho de que son algo raro dentro de la escena, y eso es bueno puesto que consiguen un sonido muy particular capaz de convencerte ya nada más sonar. Habrá que verles en directo y el ver si son capaces de mantener tanta intensidad y cohesión en directo. La disparidad de estilos es manifiesta, pero hay un estilo ahí, algo que les diferencia del resto y estamos hablando de su segunda entrega. Atención a las aventuras de Kelly y André pues esto no ha hecho más que empezar…
Fotografía: Alex Pixelle
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